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10.12.04

Les indigents à Paris

Pues si, empezaba a atardecer, Naye y yo nos encontrábamos en la estación de Barcelona Nord, cerca del Arc de Triomf, discutiendo sobre nuestro probable viaje a París, los pros eran, la cercanía, el precio del bus, y las posibles noches de alojamiento gratuito con el Francois, un estudiante de diseño medio guarrón que anteriormente conocimos en nuestro primer depa barcelonés. El único inconveniente real era la expiración de mi permiso como turista dentro de la comunidad europea, el cual caducaría una vez que estuviéramos en París. Por supuesto la decisión fue...qué diablos!! Vámonos aunque me deporten, total, quien quita y me regresen en primera clase, (me imaginaba en la sala de deportados junto a un bonche de argentinos, colombianos, y uno que otro miembro de Al Qaeda).

Una vez ya en París, llegamos a la Gare d’ Nord, sin una puta idea de cómo movernos ya que sin un mapa, es difícil moverse en una ciudad de esas dimensiones, y aún mas frustrante es el hecho de que los mapas en las estaciones de metro son enormes y sin el letrero clave de “usted está aquí”.

Los 2 primeros días no tuvimos problemas por el alojamiento, conocimos muchos sitios para turistas y no turistas, la zona roja parisina, la Defense (algo así como el distrito financiero, no apto para turistas ávidos de souvenirs, aunque de gran atractivo visual).

La segunda noche nos quedamos en el piso de Amelié, la novia de Fransuá que vivía con 2 amigas lesbianas bastante agradables, en la zona había toda clase de bares locos, donde se fumaban pipas de agua gigantes y se preparaban las bebidas mas espirituosas jamás probadas. Así que al día siguiente, ahí nos tienen, crudos, con hambre, sin dinero y sin alojamiento, la solución era sencilla, si nos quedan 6 días, pues pagamos 3 noches de hotel piojo y las demás noches nos amanecemos y nos vamos a jetear a un parque público por las mañanas, obviamente si intercalamos las noches de alojamiento, con las de no alojamiento será mas fácil continuar.

La comida callejera era lo mejor y lo más barato, Virgin Records de campos elíseos fue nuestro refugio por algunas horas, las tullerías nos sirvieron de relax, sus banquitas y el solecito nos cobijaron por algunas horas. Pero a medida de que la noche caía, empezábamos a pensar qué ibamos a hacer, la noche anterior había tocado hotel, así que teníamos que buscar un lugar para amanecernos.

Caminar fue la primera opción, St Germain, el barrio latino, St Michel, 4 de la mañana y el clima empezaba a hacer estragos, la opción fue entrar a un cafetería tipo fonda para los desvelados y catarrines parisinos, asi que ése café nos ayudo a llegar a las 7 de la mañana, que es la hora que abren los jardines públicos como el de Luxemburgo, así que la hora de dormir había llegado.

La segunda noche sin alojamiento fue similar, pero en lugar de una cafetería-fonda, preferimos algo mas nice....error.

Un restaurante que cerraba a las 5 am, pastel de 15 euros y café de 8 euros...ni pedo, lo disfrutamos mientras duró y a las 5 salimos a nuestra ya acostumbrada caminata nocturna-mañanera. Con ese dinero hubiéramos pagado un hotel aun mas piojo que nuestro hotel sede.

Todavía faltaba nuestra última noche como indigentes, la cual trascurrió entre el monumento a los caídos, la torre eiffel, la estatuita de la libertad, etc. En algún momento me pasó por la mente meternos a una cabina de sanitarios públicos, bastante limpias y arregladitas para echarnos una jeta, pero por alguna razón, dichas cabinas las cierran de 3 a 7 de la mañana así que no quedó mas remedio mas que seguir deambulando y esperar a que abrieran el metro para recorrer todas las líneas de terminal a terminal entre sueños y cambios de andenes.

Por suerte encontramos una cadena de tiendas tipo Dia, o Lidl, baratijas de todo tipo, comida barata en cantidades industriales y sabrosa. Todo lo que el pepenador desea, atascado de turistas piojolates, yayos jubilados y uno que otro mexicano.

Todavía no me explico de dónde salió dinero para los souvenirs en Montmartre, supongo que las capacidades administrativas de Naye superan a las mías, por eso ando con ella...

El gran final se llevó a cabo en el bus de regreso, en una parada nos cargamos de chatarra con nuestros últimos euritos en Le Boutique, algo como el Oxxo, Duxx o su símil en carreteras. Una vez relajados, por la ventanilla disfrutamos de Lyon y Perpignan y al llegar a la frontera con España, los oficiales de migración subieron al autobús para revisar pasaportes y visados, ahí fue cuando por primera vez en mucho tiempo sentí preocupación (entiéndase por preocupación...pánico)

No era broma, a muchos polacos y africanos los bajaron, cuando llegaron con nosotros, tomaron nuestros pasaportes, vieron nuestras caritas demacradas y que éramos de México, y ni siquiera los abrieron. Ahora me entienden por que me encanta ser mexicano?? Los mexicanos no tenemos pedos con el mundo, mi frase patriotera desde ese día fue: “No me hagas preguntas...soy mexicano...limítate a quererme”

En fin, si tuviera la oportunidad de hacerlo otra vez, seguro lo volvería a hacer... y es que me cae que no aprendo...me he convertido en un piojo profesional...debería escribir un libro que se llame “viaje piojamente y conozca lo que siempre soñó”... por fortuna una vez que llegamos a Barce, todo volvió a la normalidad, el sentirme inmigrante ilegal me hacía sentir bastante bien.

PERALOKA

1 comentario:

Unknown dijo...

RRULZ!!!

chido chido tu blog mi ñoño, eso si, no te puedes quejar, el ser indigente tambien tienbe sus plus. como que p[ierdes mucho peso, y mantienes una figura que ni la Sofia Zamolo o cualquier otra modelo pueden tener. jejeje
Ademas aprendes a economizar, hasta llegar al punto de que el piojismo se vuelve parte de ti. jaja.

chido man, agur!