En una ocasión, hace muchos años ya, le dispare a un amigo, estábamos de campamento a 35 kilómetros sierra adentro del punto habitado mas cercano, lo vi caer a mis pies con el rostro ensangrentado.
Ácido se cuestionaba cual seria el sentimiento al hundir una hoja de acero en el vientre de una persona o de ahorcarla hasta la asfixia, a mi en lo personal me a cruzado pro la cabeza matar a alguien varias veces pero con un fin, no al azar como el lo planteaba, si no hacerlo por venganza, por rabia, por instinto por lo que sea y todos los viceversa que deseen, he elaborado mentalmente varios planes y métodos de tortura,(por que una venganza debe ser sádica y devastadora si se llega al extremo de querer realizarla), hacerlo lenta, concientemente, sin la excusa del sonambulismo o el intoxicamiento como escribía Peraloka, pero afortunadamente el deseo me pasa rápidamente.
Aun así e estado a punto de hacerlo. En cierta pelea tenia la cabeza de mi adversario prensada entre mi rodilla y la guarnición de la banqueta a punto de darle un golpe, que quizás para el hubiese sido el ultimo, de no ser por que la voz de una mujer (su novia) me detuvo suplicante, que lo dejaran, que lo acababan de operar o no se que demonios, en ese momento, por fortuna, recobre el dominio de mi ser racional y me detuve, (por cierto el comenzó la riña y lo de la operación era puro cuento como sabría después y su novia si que casi lo mata al quererlo subir al auto apresuradamente le estampo el cráneo contra el marco de la puerta.), otra ves un tipo me tiro un golpe así de pronto mientras comía en un puesto de tacos y lo corretee con un gollete de botella, nunca supe por que me agredió pero lo encontré dos años después y le rompí un brazo con un bat.
Todos estos comportamientos sádicos y agresivos solían despertarse en mi, así de pronto, frenética, avasalladoramente, nunca por una causa tan absurda como el decir “que me ves guey”, pero no por eso menos irracional. Aun así sentía una descarga de adrenalina, una lucidez no alcanzada en otras circunstancias cada que me liaba a golpes. Prometí no volver a usar la fuerza amenos que fuese absolutamente necesario, (que en ocasiones excepcionales lo es aunque no lo crean) desde cierta ocasión en que le di un cabezazo a un tipo hijo de puta que manoseo a una niña en la calle delante de mi, yo estaba a su espalda y nunca me vio, di un paso enfrente de el, me volteé, lo tome del cuello lo estampe en la pared y le dije, “por que no me haces eso mismo a mi pendejo?” y le di el cabezazo, el tipo se puso pálido, comenzó a temblar y callo a mis pies convulsionándose. Pensé que lo había matado, por primera vez, cobre conciencia de lo peligroso que puede llegar a ser un golpe y de lo frágil que es la vida humana.
Decía que en cierta ocasión le dispare a un amigo, estábamos de campamento, llevábamos cuatro egoístas días en medio de la nada, con toda la sierra y el cielo para nosotros, nunca me han gustado las armas, pero en esa ocasión no habíamos oído un solo coyote como siempre que acampábamos y un día antes por la mañana comprendimos la causa al ver una enormes huellas junto al arrollo que pasaba cerca de la “barranca del potrillo”, un puma rondaba la zona. Así que todos teníamos a la mano las armas, llevábamos solo un rifle de fuego no para cacería si no en previsión de situaciones como esa, una pistola de salva y munición y una de diablos de gas. La noche anterior apenas pudimos dormir, detrás de cada sombra se nos figuraba ver la silueta del puma acercarse para atacarnos, orinamos en una circulo al rededor de la caza de campaña para tratar de disuadirlo si trataba de acercarse, los pumas no son tan agresivos como se piensa, solo atacan para defenderse si se les molesta.
El caso es que esa mañana le disparaba con la pistola de diavolos a una lata vacía, jamás vi que detrás de la camioneta “el Lobo” acomodaba unas cobijas y entonces paso, lo vi caer de repente con las manos en el rostro ensangrentado, dando vueltas de dolor, primero pensé que le había sacado un ojo, después de que se calmo y se dejo revisar notamos una inflamación en la nariz, el diabolo expulsado a presión por el gas reboto en el piso y le pego de canto marcándole como molde perfecto la silueta del proyectil en un costado de la nariz solamente. Al principio pensamos que se le había incrustado, Adrián preparaba ya un cuchillo en el fuego para abrirlo y sacarle el proyectil, le decía que se tomara una patilla para calmar el dolor , y el cabron Lobo le contesto que ni madres que se la sacara así, que no quería medicina por que quería ponerse borracho en la noche, afortunadamente todo quedo ahí, no paso nada grave. Pero lo extraño es que en todo ese tiempo, (momentos que parecen años) y aun ahora no siento ningún remordimiento, fue un accidente es cierto y es cierto que no lo haría concientemente ¿o si?, pero nunca sentí esa pena que llega cuando uno la ha cagado.
Así que mi estimado Ácido, ¿quieres saber que se siente atravesar la carne con un pedazo de metal?, sientes una adrenalina cabrona inundándote el torrente sanguíneo, tus sentidos se agudizan y muy en el fondo de tu yo primitivo, que en ese momento domina a la mascara de tu ser racional, sientes como el cazador contempla satisfecho a la presa que a capturado, eso es lo que se siente hermano.
Decía que estos sentimientos sádicos y agresivos “solían” despertarse en mi, Una psicóloga me dijo que era normal, que el instinto de cazador estaba latente en todos nosotros, que ciertas circunstancias despertaban el deseo primitivo de ir tras la presa y liberar al animal que biológica e instintivamente somos, nos guste o no.
He dominado ya casi por completo al animal violento que habita en mi, a ese ser primitivo que mora en mis entrañas, pero no me fió, lo vigilo cuidadosamente, a cada momento, por que se que aguarda siempre mi descuido, ese rayo de luna llena que me vuelva a convertir en una bestia.
HOMERO
Ácido se cuestionaba cual seria el sentimiento al hundir una hoja de acero en el vientre de una persona o de ahorcarla hasta la asfixia, a mi en lo personal me a cruzado pro la cabeza matar a alguien varias veces pero con un fin, no al azar como el lo planteaba, si no hacerlo por venganza, por rabia, por instinto por lo que sea y todos los viceversa que deseen, he elaborado mentalmente varios planes y métodos de tortura,(por que una venganza debe ser sádica y devastadora si se llega al extremo de querer realizarla), hacerlo lenta, concientemente, sin la excusa del sonambulismo o el intoxicamiento como escribía Peraloka, pero afortunadamente el deseo me pasa rápidamente.
Aun así e estado a punto de hacerlo. En cierta pelea tenia la cabeza de mi adversario prensada entre mi rodilla y la guarnición de la banqueta a punto de darle un golpe, que quizás para el hubiese sido el ultimo, de no ser por que la voz de una mujer (su novia) me detuvo suplicante, que lo dejaran, que lo acababan de operar o no se que demonios, en ese momento, por fortuna, recobre el dominio de mi ser racional y me detuve, (por cierto el comenzó la riña y lo de la operación era puro cuento como sabría después y su novia si que casi lo mata al quererlo subir al auto apresuradamente le estampo el cráneo contra el marco de la puerta.), otra ves un tipo me tiro un golpe así de pronto mientras comía en un puesto de tacos y lo corretee con un gollete de botella, nunca supe por que me agredió pero lo encontré dos años después y le rompí un brazo con un bat.
Todos estos comportamientos sádicos y agresivos solían despertarse en mi, así de pronto, frenética, avasalladoramente, nunca por una causa tan absurda como el decir “que me ves guey”, pero no por eso menos irracional. Aun así sentía una descarga de adrenalina, una lucidez no alcanzada en otras circunstancias cada que me liaba a golpes. Prometí no volver a usar la fuerza amenos que fuese absolutamente necesario, (que en ocasiones excepcionales lo es aunque no lo crean) desde cierta ocasión en que le di un cabezazo a un tipo hijo de puta que manoseo a una niña en la calle delante de mi, yo estaba a su espalda y nunca me vio, di un paso enfrente de el, me volteé, lo tome del cuello lo estampe en la pared y le dije, “por que no me haces eso mismo a mi pendejo?” y le di el cabezazo, el tipo se puso pálido, comenzó a temblar y callo a mis pies convulsionándose. Pensé que lo había matado, por primera vez, cobre conciencia de lo peligroso que puede llegar a ser un golpe y de lo frágil que es la vida humana.
Decía que en cierta ocasión le dispare a un amigo, estábamos de campamento, llevábamos cuatro egoístas días en medio de la nada, con toda la sierra y el cielo para nosotros, nunca me han gustado las armas, pero en esa ocasión no habíamos oído un solo coyote como siempre que acampábamos y un día antes por la mañana comprendimos la causa al ver una enormes huellas junto al arrollo que pasaba cerca de la “barranca del potrillo”, un puma rondaba la zona. Así que todos teníamos a la mano las armas, llevábamos solo un rifle de fuego no para cacería si no en previsión de situaciones como esa, una pistola de salva y munición y una de diablos de gas. La noche anterior apenas pudimos dormir, detrás de cada sombra se nos figuraba ver la silueta del puma acercarse para atacarnos, orinamos en una circulo al rededor de la caza de campaña para tratar de disuadirlo si trataba de acercarse, los pumas no son tan agresivos como se piensa, solo atacan para defenderse si se les molesta.
El caso es que esa mañana le disparaba con la pistola de diavolos a una lata vacía, jamás vi que detrás de la camioneta “el Lobo” acomodaba unas cobijas y entonces paso, lo vi caer de repente con las manos en el rostro ensangrentado, dando vueltas de dolor, primero pensé que le había sacado un ojo, después de que se calmo y se dejo revisar notamos una inflamación en la nariz, el diabolo expulsado a presión por el gas reboto en el piso y le pego de canto marcándole como molde perfecto la silueta del proyectil en un costado de la nariz solamente. Al principio pensamos que se le había incrustado, Adrián preparaba ya un cuchillo en el fuego para abrirlo y sacarle el proyectil, le decía que se tomara una patilla para calmar el dolor , y el cabron Lobo le contesto que ni madres que se la sacara así, que no quería medicina por que quería ponerse borracho en la noche, afortunadamente todo quedo ahí, no paso nada grave. Pero lo extraño es que en todo ese tiempo, (momentos que parecen años) y aun ahora no siento ningún remordimiento, fue un accidente es cierto y es cierto que no lo haría concientemente ¿o si?, pero nunca sentí esa pena que llega cuando uno la ha cagado.
Así que mi estimado Ácido, ¿quieres saber que se siente atravesar la carne con un pedazo de metal?, sientes una adrenalina cabrona inundándote el torrente sanguíneo, tus sentidos se agudizan y muy en el fondo de tu yo primitivo, que en ese momento domina a la mascara de tu ser racional, sientes como el cazador contempla satisfecho a la presa que a capturado, eso es lo que se siente hermano.
Decía que estos sentimientos sádicos y agresivos “solían” despertarse en mi, Una psicóloga me dijo que era normal, que el instinto de cazador estaba latente en todos nosotros, que ciertas circunstancias despertaban el deseo primitivo de ir tras la presa y liberar al animal que biológica e instintivamente somos, nos guste o no.
He dominado ya casi por completo al animal violento que habita en mi, a ese ser primitivo que mora en mis entrañas, pero no me fió, lo vigilo cuidadosamente, a cada momento, por que se que aguarda siempre mi descuido, ese rayo de luna llena que me vuelva a convertir en una bestia.
HOMERO
3 comentarios:
A mi me tocó esa famosa pelea del puesto de tacos y debo decir que ha sido una de las peleas mas chingonas e impresionantes (por la circunstancia) que he vivido.
Desgraciadamente uno no sabe en que pueda acabar, asi como puede uno partirle sabroso la mami a un wey, probablemente haga alguien que nos mande al hospital o terminar en coma. O del lado opuesto mandar a alguien al valle de las calacas...
Me da gusto el autocontrol que experimentas, eres una persona con gran capacidad intelectual como para hacer pedazos a alguien verbalmente y eventualmente darle unos cocos suavecitos a quien se los merezca...
Gracias por el cometario de hecho esta mañana un taxita se me cerro y me la mento pero hize uso de tu sabio consejo y utilize la palabra para agredirlo..se bajo y en ves de golpearlo le arroje en la cebeza los 24 tomos de la enciclopedia espasa que acababa de comprar. jajaj
Hace un tiempo dos situaciones semejantes me han hecho ver que tan capas soy de atentar contra una persona, cuando hirieron a dos personas que amo. Llegue a la conclusión de que no mataría … solo los torturaría por un tiempo indefinido y como final lo dejaría como tabique (sin extremidades). Creo que así sufriría mas que solo matándolo …
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