Es hora, los espíritus chocarreros en forma de vendedores de seguros infantiles empezaran a rondar entre los vivos, yo me preparo con mi mascara de Rorschach que compré por eBay, la cuál cambia de color gracias a una tinta sensible a la temperatura, una idea harto original, y como yo soy bien original es que tengo una de 50 dólares la pieza (mas gastos de envió), no soy pelirrojo pero con la mascara no sabrán si soy el de la película o no.
No quiero llevar una bolsa de plástico por que en ella caben pocas cosas, en su lugar agarro una caja de jabón foca, la cuál ha funcionado como mesita de noche en mi familia por varias generaciones, la sacudo bien y le quito el exceso de telarañas que hay en el, o mas bien le pongo mas telarañas porque pues… va con la decoración de temporada, así que agarro un cuchillo para abrirme el cráneo y sacar un poquito de telarañas, claro que tengo mucho cuidado de que las arañas no se salgan por mis ojos ya que eso me hace llorar.
Bajo por las escaleras traseras de emergencia, nunca me ha gustado usar el elevador como la gente normal, me da claustrofobia y siento que en cualquier momento el maldito se quedará atascado entre dos pisos, y seguramente cuando intente salir de ahí mágicamente se echara a andar y me partirá en dos… de nuevo. Si tuviera mas cinta de aislar me aventaba, pero ese tipo de cinta ya no se hace estos días.
Sigo bajando las escaleras y justo antes de llegar al piso final me doy cuenta que debajo hay un elefante defecando (no, no es rosa, no estoy loco), espero pacientemente a que el maldito se quite de mi camino, después de unos minutos llega un triciclo (con otros 3 elefantes abordo) y se lo llevan, se ve que se la están pasando poca madre por que algo iban hablando de una fiesta en casa de las jirafas, pinches animales locos. Finalmente salto al suelo con mis piruetas dignas de Rorschach y hago esa pose tipo ninja (con una caja de jabón foca en vez de espada). Salgo corriendo del callejón con dirección a Battery Park.
Al llegar al parque veo que todos los dulces se han acabado, solo quedan medicinas controladas y cráneos pequeños de indios jibaros, obviamente me llevo los cráneos, solo agarro 3 porque sólo sé hacer malabares con 3, cuando lo he intentado con 4 siempre se me va uno debajo del coche. Al llegar al semáforo mas cercano aprovecho el alto para mostrar mis dotes de artista callejero, ya sé que los mamones de las camionetas no me van a dar nada a menos que vayan con novia (cuando andan quedando bien siempre quieren quedar como los caritativos, ches putos).
Varios altos después ya tengo dentro de mi caja algunas cosas chidas, otras medio piteras, pero en general el saldo es positivo; un par de mojitos vomitones, un sobre con tierra, un vaso roto que alguna vez fue una veladora, un muñeco sin cabeza, y una cabeza sin muñeco). Yo sé que e n el siguiente semáforo me tiene que ir mejor, lanzo las cabezas de jibaros por los aires tratando de controlarlas mejor ya que les han estado creciendo cuerpos completos a las cabezas (cuerpitos afortunadamente), cuando de pronto veo el triciclo con los 4 elefantes, junto a ellos esta una mujer con ojos y boca de gomita (como la paleta payaso, pero en tétrico), acabo de realizar mi presentación entre aplausos y barritadas de elefantes cuando la dama paleta payaso me hace señas, me acerco a ella y me pide mi teléfono, me emputa que me pidan mi teléfono cuando tengo la mascara de Rorschach puesta… así que me fracturo el brazo izquierdo para sacarme un trozo de hueso y lo utilizo para rayarle en el cofre del coche mi número telefónico (un número falso por supuesto), los ojos y boca de gomita se derriten de enojo. Tengo que salir corriendo de ahí, salto entre los coches no sin antes chiflarles a mis jibaros (que ya pueden caminar) para que traigan consigo mi caja de jabón foca.
Volteo cada que puedo para ver aterrado como la paleta payaso se convierte en una tutsi-pop, todos sabemos que las tutsi corren más rápido así que imaginen mi desesperación. Afortunadamente traigo puestos mis tenis para correr así que yo sé que eventualmente la paleta se cansará y quedará atrás. 3 horas después pasa precisamente eso, he dejado muy atrás a esa tutsi, lamentablemente mis jibaros también se han perdido. Chale, y yo que pensé que hoy iba a ser un jueves común y corriente…
Decido caminar resignado sin dirección. El barrio esta lleno de plantas de todos tamaños, lo curioso es que las plantas son las que están adentro de las casas, mientras que en los jardines hay plantados cuerpos humanos, humanos mudos afortunadamente. Una de esas casa me llama la atención porque parece estar habitada por una planta payaso y una hortensia (ches nombres bizarros… ¿hortensia?). Ambas son muy amables y me invitan a tomar té (verde, claro), platicamos por mas de una hora (lo que dura el noticiero de López Dóriga) cuando me anuncian que me tengo que ir, al parecer otro tipo con mascara de Rorschach tiene que pasar a tomarse un té (o un café, tienen de todo) estoy algo triste pero no hay nada más que hacer, así que acepto esa pastilla que me ofrecen.
Voy dando vueltas en el aire junto a varios simpáticos renos (que no son los de Santa Claus por que estos sí que tienen actitud) puedo ver desde los aires a mis jibaros tomarse los mojitos y a los elefantes en casa de las jirafas. Puedo ver todo desde el cielo, pero nadie me puede ver a mí, creo que si dios existiera en estos momentos podría entenderle su complejo de soledad. Mientras me voy acercando a mi cama y justo antes de que suene mi despertador (programo el despertador para dormir, como todo mundo) pongo este video en la tele para dormir feliz:
Es del dúo de hermanas Neoyorkinas Sarah Frances y Michelle Rose Cagianese, conocidas en el medio simplemente como “Frances Rose”, cantando una canción de Vampiros muy linda, esta rola esta editada en uno de los recopilatorios de Kitsuné en américa. Marca de ropa/música franco-japonesa altamente recomendable (y MUY cara; una bufanda por 300 euros, no mamar)
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