Hace unos días tuve la oportunidad de ir a la tierra del Tamale Oaxaqueño, fue una experiencia muy chida y la verdad es que me gusto mucho más de lo que estaba esperando. La última vez que anduve por esos lares me estaba muriendo literalmente; Tenía yo como 4 años de edad y en el hotel me dió un ataque de fiebre mal pedo, de esos que no se te bajan con nada, para terminarla de fregar mi jefe dejó las llaves dentro del coche, y pues en el hotel fue todo un pedo. Recuerdo perfectamente todos los alucines que tenía… hasta la fecha puedo ver las gigantes arañas que se acercaban a mi bañera, todo esto mientras mi madre me bañaba en agua fresca/al tiempo para que se me bajara la fiebre, ella me aseguraba que no habían arañas pero yo las seguía viendo, aún tengo nítidamente las imágenes de los arácnidos en mi mente.
Creo que después de ese episodio tan dramático, a mis padres ya jamás les llamó la atención llevarme por aquellos rumbos. Y sin embargo se encargaron de dejarme muy en el subconsciente la idea de que Oaxaca es la onda; mi madre siempre ha sabido hacer unas tlayudas matonas, y mi jefe siempre ha tenido la música de la Guelaguetza entre su rotación musical permanente, primero en acetatos en la casa, luego en cassettes en el coche, y últimamente mi cuñado le ha regalado cds y dvds que mi jefe se avienta una vez por mes mínimo. Créanme que me conozco todas las rolas a la perfección.
Antes de entrar a la ciudad, y justo cuando estaba pasando por los cerros oaxaqueños me quede maravillado por tanta belleza natural, lo mejor de todo es que toda esa belleza no me era nueva, de hecho no se porque me acordé mucho de este relato que escribí aquí en el blog en el 2005, es curioso que me haya aventado ese escrito cuando literalmente tenía años de no haber ido. Y es que es bizarro por que al estar visitando varios pueblos aledaños de la región me sentí como en casa. Las razones son muchísimas, pero haré uso de las fotografías que tome para ir explicando cada una de mis revelaciones personales.
Con esto doy comienzo a una mini-serie a la que simplemente llamaré...
Orgullo Oaxaqueño.
Recién llegadito de tierras hidrocálidas es obvio que lo primero que me iba a impresionar de esta hermosa ciudad es esto:
¿Qué es?, bueno, no se alcanza a ver muy bien por que es de noche, pero así en plena noche en el centro histórico, mas precisamente en la plaza del llano (la plaza de los leones) había gente corriendo (como chingo con el tema, ¿verdad? jaja), y no eran uno ni dos ni tres, eran decenas de personas con raza, edad, sexo y religión (supongo) muy diferentes, y muchos traian a sus perrillos tambiénm ahi en chinga. De inmediato dije: ok, esto me agrada y mucho.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario