Mi (tele)guía espiritual.

Hace rato estaba haciendo las compras en el Walmart de la ciudad, y ahi estaba en la fila de la caja, rodeado de muchachas aseñoradas que van de high heels al super (nunca he entendido esa filia), ahi acompañadas de sus panzones maridos con camisetas tipo polo (sí, solo son "tipo"), claro que no podían faltar sus chilpallates gritones hinchapelotas, pero bueno, ahi estoy yo intentando confundirme con el paisaje, tratando de relajarme leyendo las etiquetas de dulces, chocolates, pilas, dentitricos y demás porquerias que escoltan la entrada a los dominios del malencarado cajero que con obligación y hueva pregunta cual maquina: "¿Tiempo aire para su celular?", la pregunta no va dirigida a mi, sino a la simpática joven pareja que va frente a mí.

Un momento, ¡algo anda mal aquí!, veo por aquí las pilas, por aca los chocolates Mr.Big, por alla estan las bolsas de papas sabritas (ahora con mas sal!), también veo los rastrillos desechables, un castor de peluche made in Taiwan, y hasta lo inimaginable: un empaque de carne que alguien decidió no llevar... y claro, les vale madre que sea congelado, pinche gente, seguro fue el típico mongolazo que no puede perder 2 minutos de su valiosa vida como para regresar al departamento de Carnisalchichoneria a dejar la carne. Y aún así, esa carne en plato de unicel esta en el lugar correcto, es decir... falta algo en este lugar, insisto.

Veo las revistas; una morra en bikini que anuncia su divorcio (y que de paso deja muy en claro las bondades de las últimas versiones de Photoshop), una revista de coches caros, varias revistas con nombres de mujer (Fernanda, Marie Claire, etc.), un par de revistas para puberes, y creo que hasta un comic hay por ahí. Pero... pero ¡falta algo chingada madre!... estos pasillos ya no son los mismos que yo conocia de niño, y creo que aunque no había Walmart, entre las tiendas El sardinero, Bayón, Aurrera y Blanco le entraban muy bién al quite.

BINGO!, creo que esto es lo que hacía falta ahí!!!



No, revistas ñoñas habia muchas, pero no un Teleguía.
revistas de la farandula había muchas, pero no un Teleguía.

Teleguía era la onda, y googleando me estoy enterando de que dejo de existir alla por el 2007, aunque yo le perdí la pista como desde 1996...

(inserte canción de Joe Cocker aquí, o búsquela y pongale play en su iTunes, corra!, o bueno, supongo que una de Diego Verdaguer también aplica, ¬¬)

Cuando era niño (a mediados de los 80's) esperaba que mi padre lleguara del trabajo, siempre traia pan Bimbo, fruta, el periodico, mucho stress y en ocasiones: la teleguía. ¡Como me encantaba leer esa madre!, y antes de que digan: "ah, inche Acid mariquetas", sepan que Internet NO existia, no había TV de paga, ni programación inteligente, ni guías interactivas, no señores, nada!, vaya, lo mas high tech que había era la videocasetera Betamax, las VHS creo eran todavía para los ricos y poderosos.

Entre sus paginas habían articulos varios, que no trasgredian la vida personal de las luminarias, creo que el término de prensa rosa aún no se acuñaba, y pues lo único que sabías de los artistas es que: salian en la tele, eran ricos, vivian felices, y (al igual que los padres de la iglesia) no iban al baño. La publicidad era por demás ingeniosa y original (ver a Hugo Sanchez con melena de Jackson five haciendo la chilenita para anunciar chocolate "Milo" es súper surreal), y entre toda esa publicidad fue donde ví las primeras imagenes de los nintendo que se vendía en "almacenes de prestigio".

Pero la mejor sección de la revista era la programación!!!, sí, por que eran páginas y páginas donde venian por horas todos los programas, era un formato bastante amigable y no apto para huevones, es decir que no era una simple matriz con los canales en las filas, y las horas en las columnas. No, era mas bien como una bitácora: "Lunes 2 de septiembre", lo mas cagado es que todos los días la programación empezaba a las 6 o 7 am, y terminaba a las 11pm (costumbre que termino la Vero y su Ma-la-no-che-no). Y ahí tenian al pibe del Ácido escaneando los programas favoritos ("Thundercats. Mun-Ra trata de vengarse de los felinos cósmicos cambiandoles el Whiskas por acerrín con borra", por ejemplo), y es que hasta describian cada uno de los capítulos a pasar, ¡eso era planeación chingao!, no que ahora ves la programación del cable y te ponen: "programación por confirmar", ó "Informativo 40: noticias del día" (naaaa, en serio?).

Recuerdo que cuando sacarón a Mazinger-Z de la programación, leía cada nuevo Teleguía que llegaba a mis manos, escanaeaba minuciosamente el horario en busca de las palabras mágicas, nunca más las volví a ver, y desafortunadamente siempre me llegaba a emocionar momentaneamente cuando leía "Magazine", que era algún programa pedorro de Imevisión, creo.

Claro que uno va creciendo, y entonces Telguía piensa en su cresciente público, así que de repente llegabas a ver en las páginas centrales a alguna belleza femenina en poca ropa (que en lingo ochentero era: Olivia Newton John con traje de gimnasia Quasi-islámico). Mis padres nunca me dejaban esos posters (cochinote el niño, no?), pero sin embargo si me daban los posters de todas las caricaturas, los cuales pegaba con resistol 850 en la pared (esas fueron las primeras chingas que me dio mi jefa, después se acostumbró a mi cuarto rockero, jeje).

¡El que sigue por favor!, cambio mis chucherias del carrito a la banda de la caja, contesto que no a la oferta de tiempo aire. Mientras veo a un morrillo de no más de 4 años hojear un tvynovelas que haría sonrojar a Hugh Hefner me quedo pensando: creo que el Castor de peluche se quiere escapar de Walmart, por eso trae una bandeja de carne con él, y no lo culpo, sin Teleguía no vale nada la vida.

Acido ...¿Tevenotas que?, Teleguía era la master.