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23.2.09

A menudo padezco una ominosa sensación del desastre. Muy frecuentemente. Casi siempre. Lo digo con algo de vergüenza, pero el hecho es que me convierto de repente en algo así como la encarnación del mal agüero. Para que me entiendan, soy esa puñetera voz que te llama después de ver el aro para decirte que te quedan 7 días. Para mi desgracia jamás me pagaron regalías, y tampoco lo puedo aplicar en mi persona. No, no se trata de presentimientos mausanescos, ni de la lectura peyotesca del aura, ni de ver la huesuda en la cabecera como Macario. La cosa es mas simple y me temo que con mucho menos glamour.


Supongo que a todos nos pasa en mayor o menor medida, por ejemplo; observas un niño jugando con una pistola cargada y sabes, casi con certeza, que la fiesta terminara con veladoras y harto pañuelo blanco o entiendes que naciste en México y o te largas o te jodes. Y para eso no hay que ser ni Amira ni stephen howkings. Eso es simple y llano sentido común. Si pudiera hacer lo mismo con mi persona no había metido la pata tantas veces en mi vida, pero como buen juez de lo ajeno casi siempre doy en el blanco.


Y ese es el meollo del asunto, de mi asunto por lo menos, ese puñetero sentido que ni pedí ni quiero y que, junto con muchas otras cosas, incluso reclamo a mis archí antepasados el momento en que decidieron tragar mas proteínas y andar en dos patas y usar el cacumen que tanta pena y tanta desgracia le ha traído a este minúsculo terrón de nada en el que giramos todos, juntos y tan solos, sin rumbo en el universo. Por que una cosa es temer por instinto al rayo, al fuego o a la nieve verbigracia, y otra es tener desde muy pequeños la certeza de que te cargara la chingada escojas la puerta que escojas, siempre preocupados por mañana cuando lo básico, lo deseable, como bien decía fox, seria a estas alturas no saber nada. Coger, comer y cagar como máxima inalienable, la gran “C”, el maná que nos prometieron los dioses que nos inventamos, antes de darnos una patada en el culo y expulsarnos de su club de Toby por tragarnos su botana sidralina.


Blasfemias aparte, les diré en verdad que mi patológico pesimismo me la trae bastante holgada, que incluso es algo que me entretiene y reconforta en mi patético devenir. El intuir que tal o cual cosa esta destinada al fracaso o a la catástrofe, el sospechar el culmen, el desenlace de equis situación, conflicto o conducta, el barruntar el destino de tal o cual persona, y comprobar meses o años después que mi conjetura fue correcta, me permite, (como a todo reyezuelo absurdo en la ínsula particular de su egoísmo y patetismo), engominarme los bigotes y expetar -satisfecho y pavoneándome- un TE LO DIJE, y si la situación lo amerita cañonear a mi interlocutor con una estruendosa carcajada o bien, poner un gesto falsamente condescendiente, solidario y empatico que si llevara subtítulos diría: “ya ves pendejo por no hacerme caso”


Pero el caso es que hoy me importa. Ese minúsculo reducto de humanidad que no he podido desterrar de mi alma abyecta, me tiene la boca amarga y me invade el pulso un sentimiento, repulsivo como todos pero sentimiento al fin, que se llama remordimiento. Por que yo lo sabia y jamás se lo dije, por que a ella la vida se le puede hacer polvo y los sueños mierda y decírselo ahora seria mas burla que advertencia. Por que de habérselo dicho a tiempo podría contárselo todo a ustedes como un mal chiste y no me habría encontrado como ahora, pidiéndole por ti a ese dios en el que ya no creo .


Si, soy un malbicho y a veces me pesa.

4 comentarios:

Jorge Pedro dijo...

me gusta tu blog. saludos.

Ab dijo...

Tienes un admirador.
Nos vemos a las 6 en el café.

Jajaja.

Homero dijo...

me pongo un clavel en la solapa?

Anónimo dijo...

QUE AMOR TAN MALSANO TIENES POR LAS PALABRAS DE MAS DE 6 SILABAS. MUY CONMOVEDOR DADA LA FECHA Y LAS CIRCUSTANCIAS DE ESE MOMENTO. ESPERO QUE HALLAN CAMBIADO. SI BIEN EL DOLOR DE TUS PALABRAS ME PERMEA POR LO MENOS TE HAS DADO CUENTA QUE SI TIENES CORAZON.

la mustia de siempre