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10.5.06

Gorrones, parias, macarronicos y putetes

Tuve amigos que ya no lo son, por que eran demasiado parias a la hora de fumar, de esos que nunca cargan cigarros y te espolean toda la noche tu cajetilla y se quedan mirando, sin mas, como compras otra. Lentos a la hora de pagar una botella, tipejos a los que la llegada del mesero con la cuenta los sorprende siempre en medio de una inexplicable necesidad de encerrarse en el baño, o con la atención puesta en otro sitio distante, como en un sueño místico, o que se buscan interminablemente una cartera o unas monedas que nunca encuentran, o que te miran con ojos de perro indeciso, como embargados por una duda metafísica, o están aquellos, el non plus ultra de los parias, esos que después de haberte invitado abren la cartera y te dicen muy serio aquello de ¿vamos por mitad?

Existen diferentes mutaciones de estos cabroncetes desde el que siempre dice que la próxima corre por su cuenta y la próxima nunca llega, hasta el ofrecido a pagar la ronda solo cuando esas bebidas son las mas baratas, o el cabron que te invita a cenar o a algún bar con dos mujeres, y al llegar la cuenta sugiere que cada cual, incluidas las gordas, se pague su parte; y es tanta la vergüenza ajena, que al final dices, pásamela, hombre, no te preocupes, de verdad, pago yo, hijo de puta, que la próxima vez va a salir contigo el criaputas de tu abuelo. Hay también una variedad mas sofisticada; la del que se deja invitar cinco o seis veces seguidas, y cuando por fin ya no tiene escapatoria por que llega el mesero con la cuenta y tú, con las manos encima de la mesa lo estas mirando, y entonces hace el gesto de sacar la cartera, cuenta muy serio los billetes y dice que le prestes trescientos o cuatrocientos pesos por que no le alcanza.

Y es que sencillamente son chingaderas, hay cuates, con los que la reciprocidad se impone ante cualquier argumento de mezquindad, hoy por ti mañana por mi y eso es valido e incuestionable, pero aquellos que nunca aportan y viven del prójimo merecen todo mi desprecio, por que hay que ver, los vicios se los paga uno, y no hay pretexto. No es lo mismo decir invítame un taco por que no traigo dinero que invítame un cigarro o una cerveza, sencillamente , como decía, no hay pretexto como hace años, ¿no traes cigarros? Hay oxxos abiertos las 24 horas, ¿no traes dinero? Paga con al tarjeta o ve a sacar a un cajero, y si ni en la tarjeta hay dinero ¿entonces que coño haces aquí? Vete a dormir y ponte a trabajar desde temprano para que dejes de causar lastima, vicioso mantenido.


Y es que en realidad tampoco es cuestión de dinero, es cuestión de mala sangre y mala cuna, afortunadamente para algunos todavía pagar una copa no parece una obligación, si no un honor mezcla de hospitalidad y fanfarronería, e incluso me han tocado pleitos por pagar la cuenta, para ejemplo cierto amigo que se escurría las bolsas para pagar su parte, por lo menos, aunque supiera que no tendría mas dinero en 15 días, y otros mas que ponían miserables 20 pesos en la mesa y a la salida del bar me pedían le feriara un billete de 500 por aquello de que los taxistas no traían cambio. Por que en eso de preguntar que se debe, como en muchas otras cosas, los humildes y los desgraciados tiene dignidad y vergüenza torera. Mas que los directores generales, la presunta gente de bien, los empresarios de pacotilla, los políticos y los hijos de puta.

Por que no se ustedes pero yo perdono todo o casi todo, menos hacerse pendejo a la hora de pagar las copas, y eso es lo que me tiene emputado en este momento. Aquí resulta que cierto grupo de ojetees remedo de empresarios estuvo mamando en la feria juanito caminante en un Antro por aca, juanito caminante en otro bar , mas juanito caminante y mucho ajua y la puta que los parió. Y resulta que después de habarse mamado ellos o sus compadres, todas las botellas del bar se hacen patos para pagar la factura. Y te quedas patidifuso y caripendejo viendo como dejan pagar a todo el mundo incluido un dirigente empresarial a nivel nacional que venia de Tijuana en calidad de invitado, sin echar ellos mano a la cartera, mirando hacia otro lado, imperturbables, como si los tantos mil de la dolorosa no fuera con ellos.

Y esas son mamadas, por que la gente bien nacida es la que da con los nudillos en la barra y pregunta qué se debe. Y aun que sean los últimos mil pesos, uno los saca, los pone encima de la mesa y se va con la cabeza muy alta y sin descomponer el gesto, sin montar números, ni hacer alardes ni buscar coartadas. Se paga la cuenta tanto si el vino salió bueno como si salió malo, tanto si bebiste dos copas como si te mamaste una botella por que así debe entrar y salir uno en los bares y pagar sus vicios. Deberían aprender de el, de mi amigo el que se quedaba mas jodido que cuando llegaba para pagar su dignidad y nuestras cervezas, todos estos borrachos miserables que salen tambaleándose de la cantina vomitando la banqueta intentando que haya suerte y la factura la paguemos los pendejos, que les den por el culo y los aguante su madre, pinches parias.

4 comentarios:

Laudanum dijo...

te lo dije -y me caga decir "te lo dije", pero...- a las buenas personas a veces nos confunden con "pendejos paga-cuentas-ajenas".

Y yo estoy encabronada con tus amigos comemierdas por parias y chupasangre, pero más encabronada estoy contigo por ser "su amigo, paga-cuentas".

Me cae que ahora entiendo una frase que mi abuela me repite hasta el cansancio:

* "No tiene la culpa el indio, sino el que le paga la peda".

Adiós y por cierto, invíteme una jarra antes de que se acabe la feria, ¿no?, ire... no sea malo, la que sigue la pago yo, ¡ja!

Anónimo dijo...

A weboooo tu eres de los míos!


PD Quée parias!?!? píchense una wama no??? o que...

Homero dijo...

ps el pedo es que el invitado si pago, los que se hicieron patos fueron los supuestos anfitriones,8S

Anónimo dijo...

eso le pasa a los pendejos, me alegro culero