Je vais bien ne t'en fais pas

¿Cómo que me iban a secuestrar? nada de eso. Mientras haya películas bizarras que ver, habrá changuito para más rato. Y dado que ahora estoy encerrado bajo llave en un viejo baúl (con una laptop a mi lado) esperen el doble de reseñas.

Esta película Francesa es extremadamente sencilla de historia; una chica regresa de sus vacaciones en Barcelona a su natal París, ahí espera ver a sus papis y a su hermano gemelo. Con el pasar de los días ella se va enterando de que algo no esta bien en la familia por que el hermano simplemente ya no esta en casa, al parecer él ha tenido un gran problema con el papá, ese tipo de cosas a ella le pesan mucho ya que siempre ha tenido una conexión especial con su hermano, lo que más le parece extraño es que al parecer él se ha ido sin demostrarle a ella que el cariño era mutuo, mientras tanto la mamá simplemente cierra la boca y parece no querer opinar.

Los días pasan y al menos ahora el hermano se pone en contacto con ella por medio de postales que le manda desde varios rincones de Europa; él le platica en pocos detalles su emocionante vida como músico vagabundo maloliente, esto sigue sin cerrarle completamente a la pequeña Lili pero aun así lo acepta ¡total! Peor sería no saber nada de él. En las postales el hijo no hace nada más que mandarle cariños a ella y decirle lo sucker y mala onda que es el papá.

Al principio la pequeña Lili llega a estar tan mal que va a parar a una institución clínica, todo por que simplemente no sabía nada del hermano, claro que después de recibir las postales parece que todo cambia para bien.

A la par de esta historia (extremadamente sencilla, como les advertí en un principio) vemos como se empieza ella a liar en una extraña pero muy natural relación amorosa con un majo buenmozo. En este punto aseguramos que esta será otra película europea más de esas blandas de historia, bonita fotografía y final poco arriesgado (¿Qué tanto puede pasar en la vida de una niña clase mediera que trabaja de cajera en un supermercado?), PERO ¡el final nos depara algo que simplemente no veíamos venir! Y esa es una sorpresa excesivamente agradable, mucho más porque el final para nada es feliz. Véanla y practiquen su francés.