No soy nada fan de las construcciones religiosas como altares de adoración y pureza, pero como buen arquitecto frustrado siempre me gusta explorarlas y descubrir su repulsiva belleza (vaya, en realidad admiro el majestuoso trabajo de las iglesias, pero no puedo evitar imaginarme a los indígenas chingandole duro para levantar esas moles de roca para un dios disque mas buena onda y de buen gusto).
Hace unos días visite una construcción que me confirmo mi resentimiento y admiración hacia la religión, “asqui-risa eclesiástica” si quieren llamarle. Y mas allá de mi choteada crítica al Vatinaco expondré algunas cosas que me llamaron mucho la atención de la impresionante catedral de Santa Cecilia en la ciudad francesa de Albi (lugar que vio nacer a uno de los artistas mas importantes del siglo XIX: Henri, El conde de Toulouse-Lautrec, que por cierto este tipo era todo un artista de categoría, no solo por todo lo que haya pintado, sino por su eminente anarquía contra el sistema impuesto, algún día le dedicaré todo un post para probar como hoy en día este señor sería un auténtico rockstar).
Empecemos:
Según el sapo es la pedrada; Una bonita costumbre muy extendida en la iglesia a nivel mundial, lamentablemente no estoy seguro de como ande la tabla de conversiones pecados-milagros-pesos-euros. Debería de haber una App de “calculate your debt sinner”, así yo ya sabría si apoquinar con una de 3 euros, o si con una de 2 euros es suficiente.
El videojuego Qbert tuvo una inspiración divina.
Beats by Dr.Dre para creyentes con mas diner…fé. Y es que si agarras de los otros audífonos chafientos y pedorros vas a escuchar el choro mareador de siempre respecto a todas las obras artísticas que estés observando. Pero si eliges los mixers (300 euros) entonces será el mismo BenedictoXVI quien te platicará todo el pedo sin censuras y con un bonito fondo de Armin van Buuren.
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