La última película que había visto del canadiense David Cronenberg había sido Crash (extraños placeres), y si en su momento me parecía atractiva la idea de retratar las filias más locas de unos tipos nada normales, ahora con el simple hecho de que el señor dirigiera la biografía de uno de los creadores del psicoanálisis (Carl Jung), no pues ya con eso me atrapó. Pero si a eso le sumamos una cuidada producción de época de principios del siglo pasado, y le metemos por ahí la actuación de un siempre genial Viggo Mortensen como el polémico Doctor Freud, entonces tenemos ante nosotros una película de amor desquiciada e inquietante, por lo tanto: ¡hay que verla!
Como es de esperarse en este tipo de películas (de corte “basado en hechos reales”) el final no es ninguna sorpresa, y hasta cierto punto sabemos exactamente que es lo que va a pasar, pero las actuaciones por medio de las que nos van contando la historia son por demás cautivadoras. Es así como podremos ver la manera enferma en como se van entrelazando las vidas de 3 psicoanalistas muy chingones: Carl Jung, Sigmund Freud y Sabina Spielrein. Es inevitable que mientras vemos todas las situaciones que estos amiguitos tienen que pasar, confirmamos una vez más que todos los doctores que estudian la psique del humano tienen pedos bien cabrones en sus cabecitas locas.
Lo que más se agradece de esta película es que no tiene final feliz. ¡Qué buen final! por si el maltrato psicológico no es suficiente durante toda la película, al último recurren al recurso de darnos pequeños updates de las vidas de los implicados, confirmándonos que en su mayoría todos acabaron del nabo. Nada más cruel que la vida misma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario