El asunto es en extremo sencillo, basta con tomar un sujeto cualquiera y sentarlo frente a un espejo. ¡Mira fijamente a ese imbécil por tres días y justifica su existencia!. Esta debe ser la instrucción principal.
Déjese después a la mano del conejillo, objeto de nuestro estudio, un revolver, una navaja de afeitar, una soga y una ampolleta de cianuro. (se recomienda como efecto sonoro una cinta que le recuerde cada 30 segundos que es un imbécil).
¡No toques esa pistola!, debe ser la segunda instrucción. Pasadas 24 horas de contemplación colocar un plato de comida entre el espejo y el sujetó, (se recomienda colocar junto al plato la foto de un niño rwandés), y decirle; no estaba seguro si darle esta comida a mi pastor alsaciano o traértela a ti, después de todo el perro vigila la casa, atrapa roedores y no comete estupideces, por tanto tiene una utilidad en tanto que tu quizás has pasado tu vida preguntándote por que no te toco una mejor suerte, sueñas con ganarte la lotería y dejar de trabajar, preguntas cuanto dinero ganaras antes de haber movido un dedo y has robado espacio, aire y sustento a un ser que quizás hubiera sido mas útil que tu para el mundo; pero no te distraigas, sigue mirando......
HOMERO
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